Un solo peldaño para la final; los flashes captando todos los movimientos; el mundo del billar pendiente de tus acciones, de tus carambolas. En definitiva, una gran oportunidad que se presenta pocas veces. Eso debieron sentir los protagonistas en las semifinales de Hurghada.
Por una parte Kang Dong Koong, un coreano en el país del billar naciente, donde la trascendecia de este deporte cobra carácter de épica. Por otra Javier Palazón, un jugador español de gran currículum pero que tras cumplir 25 las oportunidades llegan en cuentagotas.
Quizá por ello, cada carambola, cada posición representaba poco menos que un drama. Ambos jugadores cometieron errores de bulto, aquellos que en otras circunstancias no hacen acto de presencia. El vértigo de las alturas ataca a casi todos los jugadores, más, si cabe, cuando se acerca la gloria. Dos carambolas separan un mundo y el resultado fue favorable al coreano (38-40). Kang resoplaba con fuerza, lo pasó mal, también Javi y todos nosotros. Son momentos que solo pueden sentirse en contadas ocasiones.
En cualquier caso, lo ofrecido por Javier Palazón en este torneo es admirable. Ha ido superando obstáculos desde el martes: Vincent y un tal De Backer; el miércoles, Gorem y Forthomme; el jueves un final de infarto ante Kim Jae Guen.
Tuvo premio salvar estos escollos: jugar con uno de sus ídolos Frederic Caudron el extraterrestre. Pero no sólo jugó, además venció con una exhibición portentosa en uno de los mejores partidos del torneo. Fue un viernes inolvidable porqué más tarde accedía a las medallas con otro sonado triunfo ante Eddy Leppens, el tercero de los belgas que caía ante las garras de Javier Palazón.
Al final, una medalla de bronce ganada a pulso como todas que se ganan en un torneo de esta importancia, con la cantidad y calidad de adversarios que se cruzan en el camino. Solo dos españoles en Hurghada y una medalla. Gran balance en comparación con las potencias como Korea, Turquía, Bélgica.

El vértigo también afectó a la segunda semifinal entre Hwang Hyum-Beom y Marco Zanetti. El coreano dio muestras de su fortaleza al inicio. Marco no encontraba el camino, pero las cosas se fueron igualando hasta que al rozar la treintena de puntos los nervios comenzaron a hacer mella. Con empate a 31 Hwang anotó una serie de siete (38-31). El más experimentado de los cuatro semifinalistas no pudo reducir diferencia tras una posición complicadísima.
El coreano perdió una bola de distancia (39-32), Zanetti hizo dos y su rival perdió una nueva oportunidad: 39-34. Así las cosas el partido se fue hasta 39-37 y Hwang fallando de nuevo. Pero hasta la experiencia se queja en estas situaciones. En el cara y cruz ganó Zanetti: 37-40 en 30 entradas. La final está servida: Zanetti frente a Kang Dong Koong a las 15: horas de España.

