Daniel Reyes, 33 años, de Maracaibo, Venezuela, llenó una maleta y cogió su taco, besó a su esposa y dos hijos (niño y niña) y vivió un largo viaje a Luxor. La UMB le había dado un wild-Car para el Mundial de Egipto, el premio para un jugador de billar de América del Sur.
El viaje sería largo y agotador. Daniel lo sabía con antelación. Desde su residencia de Caracas, unas pocas horas de espera, luego un vuelo a Madrid, otra parada larga, y luego a Luxor: 40 horas en total.
Será mucho más en el camino de regreso, ya que, incluso, tendrá una parada adicional en París. Pero Daniel se negó a pensar en esas 90 horas de tiempo que dura su viaje. Quería ir a por la gloria en el escenario mundial, en la Copa Mundial de Luxor.
Tres días antes de tiempo enfermó: problemas intestinales. No comío durante unos días, tuvo fiebre, llamó a un médico. Le dieron medicación y manifestó que iba a mejorar antes del torneo.
Su oponente? Sung -Won Choi, famoso jugador de Corea, ganador de una Copa del Mundo, incluso sub-campeón del mundo y un largo currículum que termina en Estambul, derrotado en la final por otro coreano, Jae Ho Cho.
Daniel Reyes sonreía con orgullo mientras permanecía de pie en medio de los otros jugadores en la jornada inaugural. Frédéric Caudron, Marco Zanetti, Torbjörn Blomdahl, Dick Jaspers, Eddy Merckx ... , nombres que sonaban a música para sus oídos.
Entró en el escenario de su primer partido, miró a las gradas llenas e intentó concentrase. Vamos Daniel, este es tu momento. Puedes hacerlo.
La espada cayó rápidamente. La esfinge de Corea, sazonada en estos torneos, despegó como una lancha rápida sobre el Nilo. Choi, sacó a relucir su Molinari, minimizando a su oponente. El marcador: 23-2 después de 8 entradas, al final, 40-9 en 13.
Daniel Reyes marchará de regreso a casa al final de la semana. Habrá hecho unos 15.000 kilómetros, aproximadamente en 90 horas. Con 9 puntos conseguidos le ha costado 10 horas de viaje cada carambola.
El libro de historia de la Copa Mundial tiene una nueva anécdota desde Luxor.